Alquilar en España es caro. Muy caro. El precio medio en 2021 fue de 10,27€/m2 según Fotocasa. Eso significa que un piso de 60 metros, con tres habitaciones, sale por más de 600 euros al mes. De media en España, pero si buceamos por municipios, la situación se dispara en muchas ciudades. Gipuzkoa, Barcelona y Madrid son las provincias más caras para buscar un alquiler (con precios que oscilan entre los 15 y los 13 euros por metro cuadrado) y la pandemia no ha sido más que una breve pausa en esta subida. Ya estamos rozando el récord de 2007.
Rent quest: el primero que llega se lo queda (si es español)
Julio ha vivido estos días la odisea de buscar una habitación en alquiler. Sus requisitos: que tenga techo y una cama. Y algo de privacidad (ya te adelantamos que eso no se ha cumplido: la primera en la frente). La mayoría de conversaciones con los potenciales caseros comenzaban parecido: “¿Eres español?”. El primer gran problema que encontramos: el racismo que sufren aquellas personas racializadas que buscan dónde vivir.
Pero si tienes el privilegio de tener la piel blanca y nacionalidad española, tampoco es que todo sea un camino de rosas. En caso de buscar habitación, la jungla de Tinder te va a parecer el colmo de la delicadeza en comparación al concurso de popularidad que vas a tener que pasar en cada uno de los castings inmobiliarios. Vale que la convivencia es complicada, pero seamos sinceros: la timidez, la no-normatividad o una palabra fuera de sitio te pueden hacer perder esa habitación que tanto necesitas en favor de alguien más majo, más guapo o que tenga un mejor día.
No es que buscando un piso entero vayas a pasarlo mucho mejor. En ciudades cómo Madrid buscar apartamento es como jugar al pañuelo: lo primero es activar todas las alertas en todos los portales inmobiliarios y mirar el móvil con ansiedad para, una vez salte la notificación, ser la primera persona en llamar. Hacerlo una hora después puede suponer que el piso ya tenga tres visitas programadas; casi seguro que no será para ti. Y ojo con no tener la agenda despejada para ir lo antes posible; en media hora, si puede ser, o en plena jornada laboral. Esa relación tóxica que no le permitirías a tu pareja o a tu trabajo: esa es tu relación con Idealista y Fotocasa desde que activas las alertas.
¡Lo encontré! Toma a mi primogénito
Cuando Bea compró su casa –”compró” a 30 años– le pidieron: contrato indefinido, nómina, movimientos del banco de los tres últimos meses y, por supuesto, la entrada. El dinero de esta entrada es lo que aleja a gran parte de los jóvenes de los pisos en propiedad, ya que el resto de requisitos, actualmente, no son muy diferentes a los que piden para alquilar un piso. La periodista Noemí López Trujillo destacaba hace unos días la aporafobia del mercado del alquiler: “Te piden contrato indefinido, tres últimas nóminas, última declaración de la renta, varios meses de fianza y el mes en curso, y hasta la vida laboral”.
Ya hay quien va a las visitas preparado, con toda esta documentación, y deja la señal en el mismo momento, para que nadie se adelante. La presión es tal que ya no hay opción de segundas visitas, considerar otras opciones o siquiera consultarlo con la almohada. Se puede decir que el margen para elegir dónde vivir ha quedado reducido a (casi) cero. Esta situación no es exclusiva de Madrid: pasa en todas las grandes ciudades españolas. En El País, José García Montalvo, catedrático de Economía de la Universitat Pompeu Fabra, dice pensar que existe “un efecto psicológico de miedo a perder la casa que se quiere comprar”. Nosotros decimos: pues claro, y en el alquiler también.
Cuatro errores que nosotros hemos cometido
Ver un piso que te gusta en un portal inmobiliario, publicado por una inmobiliaria, y no buscar si existe un anuncio anterior. Este error le costó a Bea 250 €, lo que la inmobiliaria le sacó como “señal” para reservar el piso, que se iba a descontar del “mes de agencia”. ¿Has notado lo que cuesta encontrar pisos publicados en Idealista o Fotocasa por particulares? Las inmobiliarias son unas chupasangres cuyo trabajo en muchas ocasiones se reduce a contactar con caseros particulares que han colgado sus anuncios en portales inmobiliarios, ofrecerles (gratis) sus servicios –que consisten en volver a colgar el mismo anuncio– y encargarse de agendar las visitas. A cambio, te soplan el mes de agencia + IVA por abrirte la puerta y (no) contestar tus dudas. Pero a veces (¡a veces!) el anuncio original, con el teléfono del casero, sigue por ahí. Vale la pena buscarlo.
No solapar un par de días los alquileres (para la mudanza). Planear salir un día 31 y entrar el 1 no es buena idea si la casera puede decirte que hasta el 5 no puedes entrar porque “no está listo” (mientras en el contrato dice día 1). Eso mismo le pasó a Julio, que, negociando, pudo al final entrar al piso (el cual estaba en la mierda y se tiró días limpiando a fondo). Tampoco esperes poder empaquetar y hacer toda la mudanza en un par de días: hace falta tiempo. Más si trabajas; revisa si en tu convenio se recogen días por mudanza.
No hacer fotos de cómo estaba el piso al llegar. Equipamiento deteriorado, pintura desconchada, humedades… Todo lo que no documentes te lo pueden endilgar a ti, así que mejor hacer fotos de cómo está todo (especialmente lo que no está bien) para que luego no te vengan con el rollo de la fianza. Y, oye, si supone un problema de habitabilidad, el casero tiene el deber de arreglarlo.
Entregar las llaves antes de recibir la fianza. Idealmente, la fianza debe estar depositada en el organismo correspondiente designado por cada comunidad autónoma (esto supone que tengas un contrato legal, cosa que te recomendamos porque te ahorra problemas y te permite deducirte el alquiler en algunas regiones). No te pueden quitar la fianza así como así o devolverte solo una parte sin justificación. Pero, para curarte en salud, que te den el dinero en el mismo momento que entregues las llaves del piso, que luego se ponen remolones.
Errores que vamos a cometer sin poder evitarlo
El ritmo vertiginoso que nos está imponiendo el mercado del alquiler nos está dejando sin elección, pero ojalá cambiar el rent quest por un slow rent que nos permitiera no cometer estos errores.
No visitar la zona de la casa de noche (para comprobar el ruido). De día es un lugar tranquilo, suenan pajaritos y las señoras mayores pasean al sol; pero de noche hay menudeo de drogas y las calles oscuras nos hacen ver sombras por todas partes. Que a lo mejor te interesa, pero mejor estar seguro y saber bien cómo es el barrio antes de irte a vivir.
No visitar en horas diferentes el piso para comprobar temperatura, ruido, olores... Si tienes un bar justo debajo de tu ventana, es posible que no solo escuches gritos y música: a lo mejor te inunda la casa de olor a patatas bravas. Que están buenas, pero 24/7 ya cansan…
Abrir todos los grifos, comprobar el agua caliente y que todos los electrodomésticos funcionan. Si vas a pagar por vivir ahí, que menos que funcione la luz, el gas, el agua, el wifi y la lavadora, ¿verdad? Bueno, muchos caseros no piensan igual y tienen sus casas en unas condiciones en las que, estamos seguros, ellos no vivirían. Y llegas tú con toda la ilusión y no puedes darte ni una ducha caliente. Ojo: es su obligación que todo funcione correctamente y la casa sea habitable. Pero claro, si la tubería tiene poca presión… ¿es un fallo? Sabemos que se agarrarán a un clavo ardiendo para no soltar ni un euro.
¿Y tú? ¿Te han tangado con el alquiler? ¿Te prometieron un piso iluminado y aquello parecía la cueva de Gollum? ¿Qué red flags detectaste en ese casero que luego demostró ser un pedazo de cutre? Cuéntanos tus peripecias buscando alquiler en nuestro Discord.
El curetaje de FAQAdulting
Una de las grandes ventajas de tener pareja es compartir alquiler. Pero si prefieres la eterna soltería por eso de que la vida amorosa tiene millones de aristas –y que al final encontrar pareja es casi tan complicado como buscar piso–, El País con 40dB ha lanzado una encuesta preguntando a gente como tú sobre sexo, amor y vivir con alguien.
Al contrario que esta newsletter, que cada semana es más larga, el tamaño de los libros se está reduciendo. Dato llamativo: el best-seller medio tiene 50 páginas menos que hace una década. ¿Será que papel está caro? ¿Que nuestra capacidad de atención está disminuyendo? ¿Que España tiene más escritores que lectores?
Y si te ha gustado dale al corazoncito, que nos hace ilusión :)