Una semana más, un tema que surge de un “no hay huevos” (nos puedes dejar tu desafío en Discord o mandándonos un correo). El caso es que, con esta conversación, Julio se enfrascó a escribir sobre el tiempo: la comidilla favorita en los ascensores.
¿Te parece un tema menor? Preocuparse por la meteorología es un tema mayor –aglutina una gran cantidad de audiencia en la tele–, y muy de hacerse mayor y de responsabilizarse de la propia supervivencia: seguro que llevas una app en el móvil que sustituye en cierto modo a tus padres y sus preocupados consejos de chaquetilla por si refresca y paraguas por si chispea. El adulting está lleno de por si acasos.
Habrás notado que has podido retrasar el cambio de armario –cosa de la crisis climática–, pero tras este octubre anormalmente caluroso, el frío ya está llegando. Y eso, para la mayoría de nosotros, implica prepararnos para cuando los caminantes blancos campen a sus anchas por las calles.
Jugando al tetris por tu salud mental
¿Tú también has leído lo del trastero en el meme anterior? Sí, somos unos privis. Pero, como lo más habitual es que tu casa sea un zulo y que tu trastero sea la casa de tus padres, lo del cambio de armario se puede convertir en un plan de mierda de domingo (o de fin de semana, si la casa de tus padres está en otra comunidad autónoma).
Que lo de tener menos ropa puede ser una tendencia o una forma de sobrevivir en una habitación de menos de 9 m2, depende del cristal capital con el que se mire. A poco que tratas de tener tu propio espacio –sobre todo si es pequeño–, empiezas a mirar con ojos cada vez más golosos los muebles modulables y convertibles con bien de cajones y espacio de almacenaje.
La cama canapé, los armarios empotrados y las cómodas te hacen ojitos desde los catálogos de muebles, y guardar la ropa se convierte en un juego de estrategia: el jersey brilli brilli que acabas de comprarte y que te pondrás, como mucho, tres veces esta temporada (la próxima vez, piénsalo mejor), mejor en el altillo –si lo tienes; si no, dale a las cajas de plástico para almacenaje–; la ropa de diario, más a mano, planchada (gritaremos aquí por vosotros: ¡ah, la hipotenusa!) y colgada en el armario; o el burro, si es lo único que tienes. Lo que puede hacer por tu salud mental un poco de orden es mágico.
Se acerca el invierno
Conforme llega el frío, hay dos cosas que debemos vigilar bien: la calefacción y la ropa húmeda. Para lo primero, es bueno que os aseguréis de revisar vuestros radiadores (esta parte mejor encárgate tú, Bea). Bueno, los deseos de Julio son órdenes para mí: hace una semana tuve que explicarle cómo purgar los radiadores (a ver, en Málaga apenas hay casas con radiadores, qué le vamos a hacer ¬¬). Si tienes calefacción por caldera de agua caliente, aparte de rezar un rosario por vuestro bolsillo este invierno, para mejorar su eficiencia es necesario asegurarse de que no han acumulado aire en su interior. Para eso se purgan, y mejor una imagen que mil palabras (porque entonces nos vamos de largo otra semana más, y porque a todes nos encanta Bricomanía).
Si no tenéis calefacción y donde vives es necesaria para pasar el invierno, un radiador de aceite o un braserito bajo el escritorio –nuestras abuelas eran listas, ponle un mantel hasta el suelo para retener el calor– te ayudará a calentar tu habitación, pero ojo con la factura de la luz.
¿Ya has rezado el rosario a la virgencita de Iberdrola/Naturgy/Endesa? Quizá este verano hayas podido sobrevivir con un ventilador a la infernal ola de calor y no hayas notado tanto la subida de la luz. O tal vez seas como esos monjes shaolín que pueden aguantar las duchas gélidas incluso en medio de una ventisca. Pero, si eres un mortal como Julio, o un ser de fuego que disfruta del agua hirviendo como Bea, habrás visto que el precio de luz y gas está por las nubes y ya no sabemos a qué temer más: si a los correos de las eléctricas reclamando a nuestros primogénitos por mover sus molinos eólicos o a una notificación pasivo-agresiva de Hacienda. Lo mejor es que revises tu factura para comprobar tu tarifa: puede que te interese cambiarla antes de que llegue lo más crudo del invierno.
Otra opción es que, además, planifiques el consumo eléctrico y gasístico con vuestra rutina. Si siempre estás fuera de casa haciendo el adulting (es decir, trabajar como una mula), puede que encender la calefacción no sea necesario y que refugiarse bajo el nórdico sea suficiente. Oficina 1 – Teletrabajo 0.
El eterno dilema de la ropa en invierno: ¿está mojada o sólo fría?
Si tienes secadora y la factura de la luz te lo permite, invítate. No es nuestro caso, porque aunque en verano secar la ropa no es el mayor de nuestros problemas –se seca sola con el lenguetazo de fuego que vivimos cada vez con más frecuencia–, en invierno la cosa se complica. Momento misión imposible tener la casa llena de ropa tendida porque fuera la ropa no se seca nunca con la llovizna y la humedad.
Existen unos aparatitos mucho más baratos que las secadoras y cuyo consumo eléctrico es mucho menor que te pueden salvar de un apuro: los deshumidificadores. Aparte de ayudarte con los problemas de humedad que pueda tener tu casa, suelen tener función de secado de ropa. No te la secarán en media hora, pero ayuda. Y para terminar de secarla, plancharla, si se puede por el tejido, es una gran opción: ayuda a eliminar el molesto olor a humedad que a veces se queda en la ropa. Si eso no funciona, lavarla de nuevo añadiendo una taza de vinagre blanco a la colada también suele funcionar.
Que no se te olvide el paraguas
Si eres como Julio y vives pendiente de las predicciones meteorológicas, ya conocerás una amplia gama de apps sobre el tiempo. Pero si eres de las personas a las que les gusta un poquito el riesgo, aunque no tanto como pillar catarro semana sí y semana también, lo mejor es que eches un vistazo al tiempo en el móvil y mantengas el paraguas cerca. (Menos si vives en Elche, esto ya lo añade Bea).
Cuando cambia el tiempo (sobre todo, bruscamente) podrás notar, además, que la gente parece más gilipollas que de costumbre. Es normal: no a todo el mundo le molan los colores de otoño, llevar el chaquetón a todos lados y tener cada vez menos horas de luz. Paciencia con la gente y, si eres team verano, te jodes como nos hemos jodido este verano el resto piensa en las cosas buenas del otoño y el invierno: ¡tenemos un puente/acueducto a la vista y las vacaciones de Navidad a la vuelta de la esquina!
Además, es el momento para poder plantear otro tipo de planes con tus amigues y compañeres de piso: unas pizzas en el horno, un chocolate caliente en la cacerola y unas partidas al Lego Star Wars pueden sustituir a cualquier cervecita en una terraza. Así aprovechamos para hacer planes fuera del consumismo urbano y, de paso, calentamos la casa con calor humano.
Si tú también notas que miras a esas nubes con el ceño fruncido mientras intentas recordar si habías tendido la lavadora fuera, puedes pasarte por nuestro Discord y contarnos tus consejos para sobrellevar mejor los cambios de tiempo.
El curetaje de FAQAdulting
Si te estás preparando oposiciones o sueles andar siempre con lío con leyes, reales decretos y otros legajos de las Sagradas Escrituras Estatales, Jaime Gómez-Obregón ha desarrollado una herramienta que nos permite navegar con más facilidad por el BOE.
¿Estás pensando en comprar una casa? Pues mucho ojo con que te tanguen. Siempre, siempre, siempre, antes de firmar, debes asegurarte que el piso está en buenas condiciones y no esconde ningún pufo legal (o humedades sorpresa, también. Hazte amigue de une arquitecte, es nuestro consejo).
Si, en cambio, eres como Julio, que ni puede plantearse comprar una casa en Los Sims, los chicos de Pantomima Full han retratado a la perfección a los proprecarios.
Si te hemos sacado una sonrisa con esto de hablar del tiempo y del frío, puedes dejarnos un poquito de amor en forma de corazoncito. Cada uno es como un chocolate caliente en nuestra alma.