¿Cuántas veces te has autodescartado de una oferta de trabajo porque pedían idiomas que no controlas? ¿Cuántas puertas a la internacionalización laboral –ahora que el teletrabajo es una cosa– has cerrado porque “es que el inglés”? Si es que ahora hasta para comunicarse internamente en empresas con sede en España hace falta el fucking english, sobre todo si es de perfil técnico. Y así ves cómo pasan oportunidades laborales mientras te preguntas why me?
Ostia el worbu
1 de cada 6 ofertas de trabajo que se publicaron en Infojobs en 2021 demandaban saber inglés, aunque la petición de idiomas para acceder a un empleo parece que está cada vez más demodé: las ofertas laborales que exigen conocer una segunda lengua se encuentran en su momento más bajo de los últimos años. Entre otras cosas, porque ya no hay tanta gente buscando trabajo; es decir, antes se pedía por pedir (que es gratis para el empresario. Total, luego no lo va a pagar).
Además, ya no solo de inglés va la cosa: francés (4,5%), alemán (3,4%) y chino (0,8%) son con los que tendríamos que ponernos las pilas, porque no pasamos de pedir un croissant y ligar en el Tinder francés con un voulez vous coucher avec moi, ce soir, voilà (lo hemos escrito sin mirar Google, jurao), o de saludar Guten Tag y responder a todo con el comodín bitte cuando vamos a Berlín –del chino sí que no pasamos por hacer bromas, porque no tenemos ni idea.
Es cuestión de clase(s)
No sabemos cómo saldrías tú del high school y si tu paso por la university incluía clases en inglés, pero nosotros terminamos like an octopus in a garage con el tema idiomático tras nuestro paso por la movida educativa, y más teniendo en cuenta que no pudimos permitirnos irnos de Erasmus. En el mejor de los casos, Bea tenía un cacao interesante –del que todavía no se ha recuperado– entre sus idiomas nativos (valenciano y castellano) y sus idiomas adoptados en el sistema educativo formal (inglés y francés) y Julio había dado unas clases extraescolares de inglés de higos a brevas, mientras cuidaba de su familia (ya os podéis imaginar cuánto faltaba a clase).
No hay duda de que saber idiomas te abre muchas puertas. Sin ir más lejos, Bea consiguió su primer trabajo gracias a su segundo idioma nativo –a efectos de trabajo, mejor decir que es catalán que valenciano; en Madrid no notarán la diferencia 🤫– y ahora mismo el 30% de su trabajo es en inglés (y aún nadie se ha dado cuenta de que no tiene ni idea). Pero tener un buen nivel solo con lo que ofrece la educación pública es… bueno… No sé cuánto más lejos llegaste del to be or not to be y si hablaste más de 15 minutos en inglés en toda tu educación obligatoria, pero unas de las clases extraescolares más típicas que solíamos tener –los que las tenían– los millennials era el inglés.
Eso no ha cambiado mucho: los idiomas suponen el 46% del gasto en clases particulares, y son la prioridad número uno en el gasto de las familias españolas, según el informe Educación en la Sombra de ESADE. Y un dato más: cuantos más recursos tiene una familia, mayor es su gasto en clases de idiomas.
El inglés (las mates, la física) son los padres
Esta tendencia no solo afecta a los idiomas. Más del 60% de estudiantes de ESO y Bachillerato reciben clases extraescolares, que tienen que sufragar los padres. Incluso en las familias con menos recursos, al menos el 30% de los estudiantes reciben clases de refuerzo o de materias extra. Además –y pasa tanto en la educación pública como en la concertada–, el gasto medio por alumno de los hogares más ricos triplica el de los hogares más pobres.
¿En qué se gasta este dinero? ¿Qué aprenden estos chavales? Una vez más, es cuestión de clase: mientras que los alumnos de centros privados no dan clases relacionadas con las materias que ya dan en su centro (y de hecho, se dedican a aprender otros idiomas más allá del inglés), los alumnos de la concertada dedican un 30% de sus recursos a reforzar materias curriculares centrales (muchos de ellos son de los hogares más desfavorecidos), y más de un 40% de los recursos destinados por alumnos de la educación pública se destinan a repaso de materias ya incluidas en el currículum.
El curetaje de FAQAdulting
Hacía mucho que no traíamos un tema de Héctor G. Barnés, pero si esta semana hablamos de meritocracia, no podemos dejar de mencionar ese concepto tan de moda en las últimas semanas: los nepo babies. También los hay en España, y Barnés esboza por qué es más probable que el hijo de un actor sea actor que el hijo de un charcutero.
Esto mejor te lo ponemos en captura (solo para aquellos con título de inglés, lo sentimos). No dejes de soñar:
Te habrás dado cuenta que nos hemos puesto muy patriotas con las lenguas cooficiales esta semana, así que cerramos esta entrega de What A Week con un diplomita por si no has tenido que tirar de los pies de foto (nosotros, desde luego, hemos tirado de Google Translate para un par de ellos). Si t’ha agradat, dona’ns un like.