Anda mira, un concierto el próximo… Ah no, es en Madrid. Oye, qué te parece si vamos a Murcia el próximo finde en tren. Ah no, que hay que pasar por Madrid obligatoriamente. Hace tiempo que no veo a Miguel, ¿dónde está ahora? Se fue a currar a Madrid.
La capital de Españita lleva décadas chupando la energía del resto del país y convirtiendo a la meseta en poco menos que una extensión de los tentáculos que absorben el empleo, el ocio y la cultura hacia “el kilómetro cero”. Si todos los caminos llevaban a Roma, de Madrid no hay ninguno que te permita escapar, salvo que tengas la pasta para colonizar la costa cada verano.
OTRO tema hablando de Madrid
Mirad, nosotros no queríamos hablar de Madrid; o mejor dicho, no queríamos escribir OTRA VEZ sobre Madrid: estamos un poco cansados de que lo ocupe todo. Nosotros llegamos en busca de trabajo; otros terminan por otras razones aquí, pero, en general, con los años, el resto de regiones se han plegado hacia este punto y hacia la costa (aunque ambos venimos de zonas costeras), vaciando el resto del país. No es un problema que solo ocurra en España, pero sí que es un problema cada vez más pronunciado.
Esto se acompaña de una hiperconcentración de la atención, por parte de medios (supuestamente de ámbito nacional) y políticos, hacia “lo que hay dentro de la M-30”. Expresiones como esta, reconocemos, refuerzan todavía más el madridcentrismo, porque nadie que no haya vivido en Madrid sabe bien qué narices implica hablar de M-30, M-40 y M-50, más allá de ser las autopistas de circunvalación de Madrid.
Si sientes que sabes más sobre las condiciones del tráfico un día de lluvia en la dichosa y cansina capital que sobre lo que ocurre durante un año en tu ciudad, la verdad es que es normal. De hecho, seguro que tienes en la mente más al alcalde o la presidenta de la Comunidad de Madrid que al de tu ciudad o comunidad autónoma (de origen o donde vivas ahora mismo). ¿Y sabrías ponerles cara sin necesidad de buscar en Google?
Por qué madridcentrismo: un círculo vicioso
Un ejercicio (tranqui, que no vamos a hacer que te levantes): piensa en cuatro medios de comunicación generalistas que te cruces en redes sociales de vez en cuando, que incluso consumas. ¿Dónde están sus sedes? Probablemente, en Madrid.
Ambos trabajamos en medios de comunicación. Ambos somos migrantes interiores en busca de oportunidades laborales en la capital: por supuesto que nos preocupa, a nivel personal, lo que ocurra en Madrid. Vivimos aquí. Y las preocupaciones que tenemos se reflejan en nuestro trabajo (en nuestro caso: ser capaces de hacer el adulting en la gran ciudad sin morir por el camino).
El aspirador (económico, de servicios, social, de oferta cultural, de oportunidades laborales) que supone la capital “obliga” a personas como nosotros a mudarse, a desarraigarse, a entrar en una vorágine de alquileres abusivos y trabajos precarios… Para luchar por un presente precario que apenas sostienes entre las manos con la esperanza de soñar e ilusionarse con un futuro mejor, dejando atrás un estilo de vida, amistades, familia y preocupaciones ligadas a otras formas de ver el mundo, a las realidades del resto de territorios.
Nos estamos poniendo intensitos, sí. Todo para decir que sí, que es personal: si somos muchos llegando a Madrid porque es “donde todo pasa”; si los periodistas, que somos los que trabajamos contando la realidad, estamos en medios que están en Madrid, dando voz a lo que pasa en Madrid, a lo que dicen los políticos en Madrid; si los políticos lo saben y lo aprovechan… La receta para el madridcentrismo mediático está servida. Ya lo sentimos. Pero no es el único problema con Madrid.
Macrocefalia: luchar contra el monstruo
Pero, ¿por qué Madrid? ¿Por qué es “donde todo pasa”? Abel Gil Lobo, geógrafo en El Orden Mundial, lo achaca a la macrocefalia de la capital: “En las redes urbanas, cada ciudad tiene una ciudad superior a la que acude para acceder a servicios y bienes que no puede generar por su dimensión. En España ese sistema se rompe: una ciudad crece tanto que impide a las demás ciudades de su entorno prosperar”. Gil Lobo menciona un ejemplo: si en un país pones todas las universidades en una ciudad, generas una macrocefalia, porque toda la población universitaria va a tener que trasladarse a ella, y se eliminan los recursos humanos del resto del país y el acceso al conocimiento.
Esto genera problemas que te sonarán: “En la ciudad tendrás hiperconcentración, problemas de contaminación, encarecimiento del suelo… Y en el resto del territorio vamos a tener falta de oportunidades, de recursos humanos, de masa crítica para acceder a servicios…”. Glups. El caso de España no es único: “Hay muchos países con macrocefalia, sobre todo en países en vías de desarrollo, que localizan todo en la capital. En nuestro entorno de país desarrollado es más raro”. Gil Lobo apunta a Buenos Aires o Santiago de Chile como ejemplos de macrocefalias, pero también a París, que afecta especialmente al norte de Francia.
Un momento, pero en España hay dos grandes metrópolis: ¿qué pasa con Barcelona? Gil Lobo nos cuenta que allí se ha trabajado por evitar la macrocefalia: “La macrocefalia de Barcelona prácticamente no existe, en parte porque la posición en la costa ayuda a que las ciudades de su alrededor también les vaya un poco mejor. Pero también porque Cataluña lleva aplicando Planes de Ordenación del Territorio desde el inicio de la democracia, con los que ha regulado el crecimiento de Barcelona, lo ha limitado y ha buscado modos de ese crecimiento que se produjese en resto de ciudades, dando oportunidades a otros núcleos de población. Por ejemplo, se llevó a la universidad a Lleida para generar un núcleo de innovación”. Sin embargo, la dinámica madridcentrista no tiene pinta de revertirse: “A partir de la crisis de 2008 se intensificó más, porque antes todavía existía el núcleo de Valladolid, que servía de núcleo regional para las provincias del oeste y del norte de Castilla y León, pero la gente empezó a emigrar”.
Las competencias relacionadas con los Planes de Ordenación del Territorio son de las comunidades autónomas: afectan a los planes de urbanismo, a los planes de carreteras, a los planes de agua, a las universidades, a la sanidad, cómo funcionan los sistemas de autobuses… “Dependería de que la Comunidad de Madrid quisiera aplicar un plan con las comunidades de sus bordes para limitar su crecimiento. Pero Madrid ni siquiera tiene ningún Plan de Ordenación del Territorio dentro de su comunidad”, señala Gil Lobo. De hecho, la macrocefalia de Madrid ya desborda: “Guadalajara es un suburbio de Madrid, prácticamente, y Toledo cada vez se encamina más”. Nos vamos de Madrid, ¿pero dónde?
Cuando te vas, yo vengo de aquí. Cuando tú estás, yo huyo de Madrid
Vivir en una gran ciudad como Madrid puede ser una experiencia maravillosa… o un infierno de estrés, de medir el tiempo para desplazarse, de soledad y precariedad… Hay que tener ganas y suerte para quedarse. Muchos quieren marcharse. Héctor G. Barnés (juramos que no te copiamos los temas; te queremos, tío) encontró a unas cuantas personas que lo han conseguido y lo contó en El Confidencial. Para algunas tampoco ha sido la solución; el endiablado ritmo de Madrid puede ser adictivo (suponemos).
Pero la tendencia no muestra que la ciudad Madrid pierda población: de hecho, el saldo de entradas y salidas a la capital entre los años 2015 y 2021 solo es negativo en 2020 y 2021, y, excepto en 2020 –año que siempre trunca todas las series históricas, corramos un estúpido velo–, lo que es más o menos constante es que en torno a un tercio que de los que marchan de la capital se van a otra zona de la provincia.
La presión de vivienda en Madrid es insoportable, tanto en alquiler como en compra, y en sus alrededores inmediatos está creciendo tanto que ya ha traspasado la frontera provincial. Tres municipios pertenecientes a la provincia favorita a la que mudarse desde Madrid en 2021, Toledo, son famosos por no parar de crecer en los últimos años. Las inmobiliarias de la capital tienen bastantes anuncios de viviendas en Illescas, Ocaña y Seseña, que están siendo “colonizados” (y gentrificados) por antiguos residentes en Madrid que huyen en busca de una vivienda más asequible y otro ritmo diario. Total, si tienes que coger igualmente el coche para ir a currar porque vives en la periferia, lo mismo te da que sean 15 minutos más de autovía, ¿no?
Por otro lado, plantearse marcharse de Madrid por el tema de la vivienda ya no es tan atractivo como hace unos años. La periodista Irene Sierra contaba su experiencia hace unas semanas en su Instagram. Ella y su pareja dejaron Madrid en 2017 para irse a Avilés: “Dejamos Madrid porque nos salía muy bien vivir aquí, obviamente con el sacrificio que hacíamos al renunciar a las oportunidades laborales de una ciudad como Madrid. Aquí pagábamos 420 € por un piso de 80 m2 en el casco histórico, en una de las calles más bonitas, pero ahora los precios se han disparado”. Si lo que te agobia de Madrid es el precio del alquiler, el esfuerzo empieza a ser arduo en todas partes.
Bueno, esta semana nos ha quedado un tema bajonero, pero os prometemos que nos hemos quedado a gusto y que no vamos a volver a hablar de Madrid (al menos en la próxima semana). Que una cosa es que nos preocupe a nivel personal (vivimos aquí) y otra que queramos ser unos chapas con vosotros. Vente a Discord y sugiérenos otro sitio del que hablar, que queremos empezar a viajar.
El curetaje de FAQAdulting
Mucha gente acaba llegando a Madrid por estudiar una carrera. ¿Pero cuál estudiar? Dependiendo de tus orígenes, es más probable que estudies una u otra. Quizá la universidad no sea tan vocacional después de todo…
Si tú también quieres irte de la ciudad al campo, aquí tienes unas cuántas herramientas, canales e ideas para empezar una vida en el ámbito rural. Ojo, también hablan de las partes malas.
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