Lo primero que queremos decir es que, para odiar el madridcentrismo, os ha encantado nuestra entrega sobre el tema: lo más leído hasta ahora desde que lanzamos What A Week. Igual un poquito de culpa tenemos de que en los medios se hable tanto de Madrid…
Pero vamos a lo importante. Es 12 de octubre, un día señalado en nuestro calendario. ¿Porque es el día de Españita? Noooo… Porque a partir de hoy toca arroz blanco con tomate para el resto del mes. Te contamos: Bea vio que se celebraba el HUL, se lo dijo a Julio, y allí nos plantamos hace un par de findes… y se nos fue de las manos. Mucho. Y podemos echar la culpa a las maravillosas técnicas de venta del editor de Cerbero, pero sería demasiado fácil. En realidad, la jornada se convirtió en una vorágine de compras compulsivas con un balance vergonzoso en las cuentas del mes.
Por qué soy así
“Autocontrol” y “libros” son palabras que nosotros no sabemos conjugar en la misma frase, es cierto. Y gran parte del problema se resume en (no) tener autocontrol: “Hacemos cosas que sabemos que no nos benefician. También se puede aplicar a hábitos de vida saludables, al consumo de agua, a la eficiencia energética... Sabemos lo que deberíamos estar haciendo, pero hay un problema entre la intención y lo que acabas haciendo”, explica Guillermo Paris, consultor en economía conductual.
Seamos sinceros: nosotros tenemos claro que gastarnos una cantidad indecente (no la vamos a decir: quédate con lo de ‘indecente’) de dinero en libros, cuando además tenemos una pila pendiente por leer, no es la mejor decisión de nuestras vidas. Lo sabemos. De verdad. “Cuando te educan, si es que recibes educación financiera, es todo muy ideal. Nadie te explica qué hacer cuando no te apetece”, cuenta Paris. “No se explica cómo somos las personas, que a veces puedes tener una preferencia y no vas a hacerlo, y que tienes que tener ciertas estrategias”. Vale, punto uno: conoce tus puntos débiles. Punto dos: ármate de estrategias.
Esa compra tan ‘meditada’ o ‘necesaria’ igual no lo es tanto
Bea llevaba algunos apuntes de los libros que quería comprar en el HUL, pero Guillermo Paris explica qué pasó ahí para que se saltara su ‘lista de compra’: “Las preferencias no están claras. Por tanto, con las herramientas adecuadas pueden potenciar tu compra muy fácilmente”. Como ejemplo, cuenta cómo hace unos días, al canjear un regalo en la tienda online de una conocida marca, terminó comprándose otra cosa más. No, ni siquiera él, que estudia estas cosas, se libra del todo de estos comportamientos: “No es una necesidad, es ocio. Tú lo que quieres es ir guapo o estrenar algo nuevo”.
Y es que las decisiones de compra no son racionales ni, en general, reflexionadas. Paris recuerda que en momentos puntuales de la vida “se hace un Excel de pros y contras, pero las otras miles de decisiones no son así”. Y ojo, que tampoco sería operativo: “Exige tener en consideración muchas cosas y evaluar la decisión, que es lo que no considero que se haga mucho”.
¿Imaginas tener que comprar absolutamente todas las compras que haces en base a todas las características de ese producto? ¡Demasiadas opciones! De hecho, lo que hacemos es tomar ‘atajos’ para decidir qué comprar: “El atajo puede ser una marca –quienes compran un móvil de Apple, por ejemplo, que tienen tres opciones–, la norma social –comprar lo que tienen los demás, el top ventas–, el anclaje –por precio, por características… Está todo trabajado”.
Facilitar el pago es otra de las herramientas que se utilizan para potenciar compras: “Las personas terminamos haciendo cosas con mucha más probabilidad si nos quitan las fricciones”. Además, ya no tienes que pagar al momento lo que compramos: “Ya no hace falta que vayas al banco a pedir un préstamo: nada más comprar, a la hora de apretar el botón, puedes automáticamente fraccionarlo”. Fraccionar pagos no es nuevo, pero Paris advierte: “Ahora resulta tan fácil hacerlo que me parece que invita mucho a la compra irracional”. De hecho, esta forma de comprar activa algunos sesgos, como el del presente, que busca los beneficios inmediatos de la compra, o el descuento hiperbólico, que explica que prefiramos la recompensa lo antes posible y el ‘dolor’, lo más en el futuro: “Pagar 1.000 euros ahora no es lo mismo que pagarlos en enero del 2023, pero la compra la tienes ya”. Es decir, que tú cerebro se pone en plan ‘Tranqui, puedes comprarlo; pagar es cosa de tu yo futuro’.
Oops, I did it again: me metí en Instagram
Las redes sociales no tienen (tanto) la culpa de nuestras compras impulsivas como pudiéramos intuir: “Me puse a pensar de qué forma TikTok e Instagram nos empujan a comprar, o nos invitan, o nos manipulan de alguna forma, y lo que pienso es que venimos un poco manipulados de casa. Las redes sociales simplemente son canales nuevos”, señala Paris. Lo que sí es nuevo es el bombardeo constante al que estamos sometidos: “Igual que antes la televisión te empujaba a comprar con un anuncio, o una valla publicitaria en la calle… Ahora esto es mucho más potente”.
Tanto bombardeo también nos puede bloquear: “Hay un exceso de opciones espectacular, una especie de sobrecarga cognitiva, y tú tienes que simplificar la decisión. No somos robots. De hecho, ciertas personas en ciertos contextos van de compras y se agobian. Eso es que la tienda lo está haciendo mal”.
Lo que también ha cambiado con las redes sociales es la facilidad para comprar: “Cuando estás en Instagram y te saltan anuncios, pinchas y, si quieres, en los próximos cuatro o cinco segundos, si la web está bien hecha, lo tienes comprado y ya está mandado”.
Stratego: versión autocontrol financiero
Ahora que ya sabemos por qué hacemos lo que hacemos, ¿cómo parar? ¿Queremos parar? “Si quieres ahorrar, es un tema bastante importante como para que te sientes a planificar, te pongas ciertos frenos, pero hay otros escenarios en los que igual no te interesa. Exige un esfuerzo, tu tiempo, ganas…”
Pero se puede: “Exige ser consciente de lo que está pasando y ponerte frenos. Esto es un problema de autocontrol, y te pones palos en las ruedas para evitarlo”. ¿Algunas ideas? Transferencias automáticas a una cuenta de ahorro cuando recibes la nómina, salir solo con dinero en efectivo para no gastar más allá del presupuesto… “Los bancos no te preguntan si quieres una tarjeta de crédito: tienes una tarjeta de crédito por defecto. Puedes partirla por la mitad cuando la recibes y tirarla a la basura”, sugiere Paris. “Cuando te exigen tener una tarjeta y gastar se te puede ir de las manos, puedes ponerte el pago de Apple o de Spotify, y ya está, no hace falta que realmente uses la tarjeta”.
Si no eres capaz de ponerte tus palos en la rueda, puedes delegar un poco tu responsabilidad; por ejemplo, apps de control de gastos que te ayudan a tener más presente qué estás gastando: “Esto es lo que se llama paternalismo libertario: saben mejor que tú lo que deberías estar haciendo. Por ejemplo, cuando te dicen ‘estás gastando más que el mes pasado, contrólate’”, cuenta Paris. Eso sí, cuidado con las herramientas de control de gastos y los datos que les cedemos.
Por último, Guillermo también destaca la importancia de la ética de las empresas: “Estamos hablando de consumismo. Puede tener un impacto bastante pequeño, pero para otras personas con escasos recursos económicos… Siempre que se aplique esto teniendo en cuenta que, a pesar de que estamos influenciando a la gente, la influencia es para bien, pues mejor”.
¿Nos cuentas tus estrategias para evitar gastar de más y hacer tus compras de manera más racional?
El curetaje de FAQAdulting
Un hilo de trucos con los que nos la cuelan para que pensemos que hemos comprado un chollo, pero en realidad más bien no, y con más formas de hackearnos para evitar comprar impulsivamente.
El final de esta canción de Rigoberta Bandini es lo más FAQAdulting que hemos escuchado esta semana.
¿Que igual llevamos unas semanas un poco así y por eso hemos compensado comprando libros? Pues también.
Tíranos dinero para que compremos más libros para que echemos atún al arroz con tomate.
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