¿Con el próximo apocalipsis que viva me hacen descuento en Just Eat?
Yahoo Respuestas para sobrellevar el armagedón constante
Coges el móvil. Abres Twitter. Abres Instagram. Abres TikTok. Abres Tinder. Abres WhatsApp. Abres Netflix. Guardas el móvil en el bolsillo sin realmente conseguir concentrarte en ninguno de los contenidos que todas esas apps te están ofreciendo. Tenemos más información y estímulos a nuestro alcance que nunca en un entorno cada vez más abrumador y confuso. Al final decides olvidarte del móvil e irte a dar una vuelta (o entrar en un ciclo de dañino doomscrolling).
Too many content, muy poco espíritu
Nunca hemos tenido tan fácil acceder a tantísimos contenidos y tantísima información. La oferta es abrumadora y nuestra capacidad de atención, limitada. A ver si es que ahora quieren que estemos ocho horas currando, tres haciendo horas extra sin cobrar, dos horas en el gimnasio, dos horas haciendo la compra y cocinando, una hora pendientes de los matches del Tinder (estamos pesados, pero el 50% de FAQAdulting está teniendo tremenda experiencia paranormal por allí y el otro 50% ya la tuvo), que durmamos nuestras ocho horas, tengamos vida social, leamos 50 libros al año, editemos un podcast (obligatorio: si eres menor de 35 tienes que tener uno) y además nos dé tiempo a leer las noticias y a ver la última serie que no te puedes perder. Sí, nosotros también nos hemos agobiado.
Es im-po-si-ble que el consumo de entretenimiento e información crezca a escala capitalista: las horas son las que son (pese a que no vaya a acortarse el día porque el núcleo de la Tierra se haya ralentizado). Históricamente los economistas se han flipado con la idea de que toda oferta “crea” su propia demanda (la mal entendida ley de Say). La realidad es que en el caso del ocio es imposible aumentar de manera infinita las opciones disponibles sin que llegue un momento en el que la gente (y el modelo capitalista de negocio) pete como una palomita.
El fin del mundo
Nosotros también nos dimos atracones informativos durante el confinamiento. Así salimos. ¿Más fuertes? No, Pdro, más ansiosos. La quinta semana ya estábamos un poco hasta el co*o de noticias relacionadas con la pandemia y nos pasamos a consumir entretenimiento como locos. Así pasa, que las tecnológicas pensaron que nos íbamos a quedar en casa para siempre y que después de la pandemia íbamos a seguir usando nuestro tiempo y atención en sus plataformas, y no en irnos de bares y salir a pasear por el parque. Animalitos.
Es una tendencia mundial: cada vez más gente dice que evita las noticias, sobre todo si son negativas: no será que no nos hemos comido en los últimos años más crisis que patas tiene un ciempiés (estupenda gestión, capitalismo), y ahora se viene la climática. Tampoco nos ayudan las noticias que son croquetas de croquetas –otra vez lo mismo– o que nos saturan de información: se habla poco de lo pesados que son los medios con sus temitas y que a lo mejor me apetece más recibir una alerta sobre roscones de reyes que sobre lo último que ha dicho el político que nunca se calla. Por no hablar de la desconfianza hacia el periodismo. No queremos hacernos sangre. Pero, ¿sería tanto pedir una información un poco más comprensible, más inspiradora y más centrada en las soluciones que en los problemas?
No me anima ni el tudum del Netflix
Vale, vamos a refugiarnos en el entretenimiento, pero ¿con qué? Elegir entre tanta oferta puede ser abrumador. Guillermo Paris, consultor en economía conductual, nos contaba hace unas semanas los problemas que supone tener un exceso de opciones: “Ahora no hay tres, hay 3.000 opciones. Hay una sobrecarga de estímulos, y eso lo complica todo. La sobrecarga cognitiva puede llevarnos a simplificar la decisión”.
Con Netflix puede pasar algo similar a cuando vas de compras y te agobias por exceso de oferta: Paris indicaba que cuando eso pasaba en una tienda es que lo estaba haciendo mal, que hay que dar alguna forma al usuario de tomar la decisión. Hablaba de que uno de los atajos puede ser la norma social –en el caso de Netflix, la serie que está viendo todo el mundo: The Last of Us–, pero a veces la forma de atajar es volver a nuestro lugar seguro. Esto es: tu serie favorita, la vieja confiable. Que, ojo, a veces es la mejor opción, porque estamos muy flipados por las cosas nuevas, pero infravaloramos lo mucho que podemos disfrutar de algo que hemos hecho ya antes.
I’ll be there for you, cause you’re there for me too
Cuando tiras la toalla entre tanta opción en el catálogo y decides revisionar una serie o película que te sabes de memoria, es como si tu cerebro soltara un suspiro de alivio. No solo porque bastantes decisiones tomamos a lo largo del día para sobrecargarnos con otra más, sino porque a nuestro cerebro le encanta la estabilidad, la sensación de control y poder anticipar lo que viene; también las emociones que el contenido te va a provocar. Además, como pasa con la música, repetir la experiencia hace que nos guste más cada vez (ojo: repetir saludablemente no es saturar).
Además, en un contexto en el que la incertidumbre es nuestro pan de cada día –hola, precariedad–, ahorrarnos un poquito con estas rutinas audiovisuales nos generan un lugar seguro. Revisionar también nos permite no tener que estar tan concentrados, evadirnos, descansar mentalmente y también nos deja hacer otras cosas mientras o morirnos de capitalismo.
¿Sientes que la gente que revisiona Friends, Futurama o Aquí no hay quien viva por decimoctava vez en realidad está perdiendo el tiempo? Te animamos a reconsiderar el ocio desde un prisma no productivista y a recomendarnos otras series en nuestro Discord.
El curetaje de FAQAdulting
Ya habrás notado que no nos gusta el lenguaje tradicional (vamos, que escribimos como nos sale de las gonad*s), y es que la comunicación es algo generacional.
Ya han salido las listas de funcionarios del Estado. Hay convocadas 27.000 plazas, de las que casi la mitad son de ingreso libre. Aquí tienes el listado con información detallada.
Si trabajas en la privada y tienes el salario (casi) mínimo, ayer el Gobierno anunció que lo subirá un 8%. Al loro, porque da igual el tipo de contrato que tengas (temporal, indefinido, de prácticas). Todos. Repetimos: TODOS tienen que llegar al menos el SMI.
Esperamos que, por mucha atención que te robe el capitalismo, siempre tengas unos minutitos para nosotros. ¿Un corazoncito para unas pobres oruguitas?