¿Sientes que a tu alrededor todo el mundo está preparándose unas oposiciones? A nosotros, si lo pensamos, se nos ocurren diez (Bea) y ocho (Julio) personas cercanas estudiando para conseguir una plaza de empleo público. ¿Son demasiadas? ¿Son demasiado pocas?
En España hay 2,7 millones de personas trabajando en las administraciones públicas (datos de julio de 2021 del Ministerio de Política Territorial y Función Pública), de los cuales 1,4 millones son funcionarios, que consiguen su plaza mediante oposición. El resto son personal laboral y otro tipo de personal (como interinos, que también consiguen su plaza mediante oposición, pero al contrario que los funcionarios, no es definitiva); en este último grupo, el 72% son mujeres.
Aunque tengas la sensación de que hay muchos funcionarios —o te hayan vendido esa moto—, en realidad estamos a la cola de Europa:
Ninguno de nosotros tenemos intenciones próximas de enfrentarnos a la carrera por una plaza de funcionario (aunque Bea ha tenido alguna experiencia light con esta vivencia), pero sí teníamos curiosidad por saber cómo era el proceso por el que una persona puede llegar a plantearse este camino. Ojo, no es nada fácil.
Lo que hace clic para pensar en opositar
¿Por qué tanta gente parece preferir el empleo público? Porque son mejores trabajos. El 64% de los empleados públicos ganan más de 2.295 euros brutos al mes, mientras que solo el 21% de los trabajadores privados superan esa cifra. De media, los empleados públicos ganan 1.000 euros más que los trabajadores del sector privado.
Por otra parte, en España la temporalidad es altísima: según el INE, en 2022 había un 24% de asalariados con contrato temporal. Si nos fijamos solo en el sector público, el dato de temporalidad no es mucho mejor; por eso, los interinos que opositan parece que son legión.
Ira-René Martín es profesore de primaria sin plaza fija: cada año se enfrenta al proceso de esperar a que le asignen plaza en un nuevo colegio. Actualmente se está preparando las oposiciones de Maestros en la especialidad de Inglés que la Comunidad de Madrid ha anunciado para 2022. Para elle opositar no fue su primera opción: “El mercado laboral en la educación privada concertada funciona mucho por contactos y yo no tengo. También son ambientes más pijos y conservadores, e incluso religiosos, así que todavía tengo menos opciones. Cuando consigues acceder, en mi caso a escuelas infantiles, se cobra poco y el nivel de responsabilidad es muy elevado, con ratios muy difíciles de manejar y cobrando tarde en algunas ocasiones”.
La estabilidad económica y laboral que da ser funcionario es lo que lleva a tanta gente a opositar y huir de lo privado, bien sea porque las condiciones son una mierda, bien sea porque el mundo empresarial no era lo que esperaban.
Javier Argento es documentalista y, después de años de preparación, ha conseguido aprobar varias oposiciones y sacar plaza, que está pendiente de ocupar. “Curiosamente, nunca fue mi primera opción laboral. Estudié Información y Documentación y, aunque sería lógico que en el grado que prepara a los futuros bibliotecarios y archiveros se les hablara de las salidas laborales relacionadas con la función pública, nunca se nos inculcó esa idea. Mi primera opción fue la empresa privada y allí me di cuenta de las malas condiciones laborales y la poca proyección profesional que tenía. Decidí estudiar oposiciones para no volver a trabajar nunca en la empresa privada”.
Quiero opositar, ¿y ahora qué?
Laura (nombre ficticio), opositora a bombera, tiene claro que el primer paso debe ser hablar con varias personas que estén en tu misma situación o que ya hayan pasado las oposiciones: “Yo hablaría con 4 o 5 perfiles distintos y los acribillaría a preguntas y que te lo explicasen todo, porque cuando empiezas, no tienes ni puñetera idea de nada. Y también hablaría con alguien que lo hubiera dejado, para que te cuente cómo se han sentido, qué estrategia ha utilizado, cuántas horas ha echado, etc.”.
A partir de aquí, llega el momento de ponerse a estudiar. Los temarios suelen ser muy variables y, además, hay que tener en cuenta el tipo de administración que estamos preparándonos. Algunos son abiertos, otros cerrados. La mayoría de los opositores que hemos consultado suelen contemplar dos opciones: academia o preparador; aunque también existe la opción de preparar el temario por tu cuenta, sobre todo cuando son temas específicos que las academias o preparadores no tienen.
Y aquí es donde llega uno de los puntos más conflictivos de las oposiciones: el dinero que tienes que dejarte para preparártelas. Elena, opositora a maestra de Educación Física, señala que gasta 100 euros al mes en un preparador. “Es caro. Solo voy dos veces al mes, pero es una guía para la oposición”.
El caso de Elena no es quizá de los peores. Laura apunta que, entre preparador físico, academia y cuota de instalaciones deportivas, pueden irse casi 200 euros al mes para alguien que quiera ser bombero: “Es una pasta. Y si tienes que sacarte los permisos de camión y trailer, se dispara”.
Javier también ha hecho cuentas de todo lo que se ha gastado en un año de preparación de oposiciones con diferentes preparadores y algún curso específico de academias: 2.180 euros.
Prepara la cartera… y amuebla tu cabeza
Pero no solo es el coste económico, sino también el mental. “Lo principal de tu día a día es que seas fuerte psicológicamente”, comenta Elena. “Es un trabajo de tener constancia, tener rutina”. Sin embargo, es importante que la oposición no te coma: “Estudiar a tan largo plazo es agotador porque los avances no se ven y se pierde la motivación. Resulta muy complicado, sobre todo dependiendo de las condiciones de cada une”, comenta Ira-René. Javier coincide, y añade: “Si tienes que estar trabajando o si tienes una carga familiar siempre va a ser un camino difícil”. Algunos comentan la importancia de tener espacio para otras actividades: “Es muy importante saber que tú no eres solo tu oposición. Aunque suene topicazo, debes dedicar tiempo a tu familia y a tus amigos”, dice Laura. “La vida la tienes que disfrutar más allá de tu proceso selectivo. Tienes que vivir, tienes que comer, cenar, salir, jugar, bailar… Para mí el consejo sería que te centrarás en la oposición, pero siempre sin renunciar a los placeres de la vida”, cuenta Javier.
¿Y grupos de apoyo de opositores? Es un tema complicado. Todas las personas que hemos entrevistado señalan que hay personas que son maravillosas y de las que sacas auténticas amistades, pero que también hay muchos que miran para sí y ponen la zancadilla. Javier recomienda estar en contacto con otra gente que también está opositando y reforzarse los unos a los otros. “A mí me ha ayudado mucho, y siempre que me piden ayuda en oposiciones creo que la tengo que dar. Creo que nos lo debemos, poder unirnos todos frente al objetivo de sacarnos la oposición”.
A ver, que no me entero…
En muchas ocasiones los grupos de opositores son la forma de enterarse de las convocatorias que se van anunciando: “Para saber actualizaciones tienes que mirar en la página web de la comunidad autónoma, aunque a veces salen a última hora de la tarde y te enteras por grupos de WhatsApp o mails de las academias”, cuenta Ira-René. Javier también habla de esos grupos: “Formalmente te diría que estoy suscrito a las alertas del Boletín Oficial del Estado y a diferentes boletines de diferentes comunidades autónomas, pero mentiría. La opción informal es que estoy en varios grupos de WhatsApp de opositores, de Telegram, también en algunos grupos de Facebook, y simplemente nos vamos poniendo las convocatorias por ahí, porque la verdad es que es muy difícil estar al tanto de todo”.
No solo es un lío enterarse de las convocatorias; a veces también lo es apuntarse: “El proceso es burocracia en estado puro, y ahora con la digitalización tienes que poner velas para que no se cuelgue y funcione todo bien”, cuenta Ira-René. “El proceso de apuntarnos a las oposiciones normalmente lo hacemos por registro electrónico. La verdad es que es un proceso que no puede durar más de tres minutos, es muy fácil intuitivo y bastante claro, siempre y cuando tengas el certificado electrónico”, explica Javier, que hizo oposiciones para puestos nacionales y autonómicos. Pero cuando es una oposición a un puesto de funcionario local, el asunto se complica. “Cada ayuntamiento es un mundo”, explica Laura. “Los procesos cambian y no hay un sistema unificado. En algunas, puedes esperar hasta un año desde el anuncio de la convocatoria hasta la fecha del examen. Todo esto rodeado de una gran incertidumbre”.
Ya nos hemos apuntado, tenemos nuestro temario, localizada la academia… ¿y ahora qué viene? El examen, el éxito o el fracaso, y la gestión de ese éxito o fracaso. La próxima semana indagaremos en ello. ¿Tienes dudas sobre las oposiciones? Mándanosla al correo o a nuestro Discord.
El curetaje de FAQAdulting
En What A Week ya hemos hablado sobre el lenguaje enrevesado de la Administración y cómo excluye a la población. Si te interesa el tema, esta tarde puedes seguir el encuentro “Doña Administración habla raro. Por un lenguaje administrativo claro, inclusivo, accesible y fácil” en la Fundación Telefónica (con opción en streaming y para ver en diferido). No nos pagan ni nada (ejem), pero estamos seguros de que será interesante.
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Trabajos de mierda, vocación que te esclaviza o ser parte de la gran familia del precariado. ¿De qué forma nuestro trabajo (que ansiosamente buscamos meritocratizar) se relaciona con nuestra identidad? Este artículo de El Confidencial da algunas pinceladas que nos han molado.