Cuando tu bolsillo está temblando tras pagar el alquiler, darse un caprichito puede ser misión imposible. ¿Cuántos pisos has amueblado con muebles de segunda mano? ¿Es verdad que la ropa vintage es cara?
Precisamente, moda, artículos para el hogar, y juegos –¿cuántos has dejado de comprar de salida esperando a pillarlos más baratos en otro momento?– son los tres tipos de artículos que más se compran en las famosísimas plataformas online de segunda mano –lo sentimos, aquí no damos marcas hasta que no nos paguen, que ya le hicimos gratis publi a Netflix y ni siquiera se han estirado dejándonos compartir cuenta–. Los jóvenes, los que más compran de este modo. Al menos, lo que tienen algo de dinero para justificar tener tarjeta. Por supuesto. Quién lo iba a decir.
Ropa de segunda mano: ¿De pobre o de ecológico?
Ya hemos hablado antes de la poca información que tenemos sobre el impacto –social y medioambiental– de nuestra ropa. Pero el impacto medioambiental de la ropa existe, y es uno de los más importantes. El modelo de consumo fast fashion contribuye a ello y, frente a él, existen proyectos que tratan de poner en valor ropa que ya está fabricada para evitar el despilfarro de recursos y el impacto que supone la confección textil.
Es el caso de Neko Vintage, liderado por Mireya Romero, o Trend Vintage, capitaneado por Natalia Valdés: “Cuando estudiaba en la universidad compraba mucha ropa: era súper consumista. Aunque ya me gustaba el vintage, no le daba el valor que le doy ahora. Cuando descubrí todo lo que hay detrás del fast fashion, me dije: ‘¿Por qué estoy comprando este tipo de ropa? Si no se corresponde con lo que me gusta y lo que considero moda sostenible y de calidad’. La calidad de la ropa vintage, el tipo de prendas, el tipo de tejido… No tiene nada que ver con lo que se fabrica actualmente”, señala Natalia Valdés.
Sin embargo, mucha gente no valora este tipo de prendas: “Sí que es cierto que en Madrid se mueve mucho más, pero en el sur no está para nada normalizado: está mal visto”, explica Natalia. La percepción para mucha gente es que la moda de segunda mano es moda usada: “No se corresponde con la realidad. Intento llegar a gente que no conoce la moda vintage y que descubran otras formas de consumir moda sostenibles de verdad. Son prendas únicas, diferentes, que no tiene nadie. ¿Por qué no darle valor?”.
El consumismo enfermizo de la segunda mano
Se viene caso real: Julio en Málaga con sus colegas. Le llevan a la nave de una ONG que vendía ropa de segunda mano al peso. Sus amigos, como locos, cogiendo cualquier cosa que les quedara medianamente bien: “¡Aprovecha, Julio!”. Al final, cogió unas pocas cosas y se fue preguntándole a sus colegas si al final solo habían cambiado el Zara por la tienda de barrio:
—¿No os da la sensación de que seguimos comprando compulsivamente?
—Desde luego —respondió uno—. Solo hemos cambiado el precio y el impacto ambiental, pero el pensamiento sigue siendo el mismo: consumismo.
Por lo tanto, comprar moda vintage y segunda mano no es la solución; también es necesario un cambio de mentalidad: “Se suele comprar por impulso, pero ¿te has parado a pensar si en tu armario tienes esa prenda? ¿Te hace falta realmente?”, reflexiona Natalia Valdés. “La mayoría de veces no. Cuando quiero algo me lo planteo mucho. Busco algo que sepa que me va a gustar y no me voy a aburrir de ello”.
Algo que comparten Vinted y Shein es esa necesidad compulsiva de comprar cosas muy baratas. Algo que, en menor proporción, podemos ver en Ikea y Wallapop (por cierto, si vendes algo por encima del precio que lo compraste, algo típico en coleccionismo, debes tributar la ganancia en el IRPF) (y sí, al final hemos vuelto a hacer publi gratis).
Cuando el capitalismo se mete por medio, ¿podemos hablar de sostenibilidad?
Además de las grandes plataformas online de venta de segunda mano, y de pequeños proyectos que tratan de poner en valor prendas y objetos venidos de otras épocas con la idea de la sostenibilidad en el centro, las grandes marcas también se han subido al carro: H&M y Zara tienen sus propias web de venta de ropa de segunda mano. Ikea también tiene su sección de segunda mano y taras: “Es bueno para tu bolsillo y para el planeta”, apuntan. Claro, si ven que el modelo triunfa, no se van a quedar fuera del reparto de ganancias… Lo que no hay que ser es tonto y dejar que te coman la tostada, debieron pensar.
Pero el problema en muchos casos sigue siendo el mismo que señalaba Natalia Valdés: ¿Necesitas comprar eso por muy barato que esté? Más allá de una ayuda a nuestro bolsillo cuando realmente necesitamos algo, la mejor forma de reducir el impacto de nuestras compras es adquirir lo que realmente necesitamos. Bea ya está en rehabilitación, puedes preguntarle por sus progresos en nuestro Discord.
El curetaje de FAQAdulting
Hablando de segunda mano: dentro de unos años, las plataformas online de segunda mano estarán on fire de freidoras de aire. Ahora podemos encontrar robots aspiradoras, cafeteras de cápsulas y otros cacharritos. Una desconcertada Bea que se pasó años pensando cómo vender la airfryer asiste ojiplática al fenómeno, mientras Julio ve hacerse realidad su join venture soñada: ver a Javier Lacort en un reportaje de Héctor G. Barnés. Considera este curetaje una cita de una cita. Fin de la cita.
Ya estamos poniendo en práctica algunos consejos del nuevo boletín de Jaime Rubio Hancock en El País, ‘Cero notificaciones’. De momento hemos aprendido a averiguar cuántas veces miramos el móvil al día y el tiempo que le dedicamos, y algunos trucos para reducir ese tiempo.
Borja Ventura nos recomienda en la última entrega de ‘Une los puntos’, en la que habla de uno de nuestros temas favoritos: cosas que son los padres (la clase, la meritocracia…). Cierra recordando ese fenómeno por el que nos consolamos con ficciones sobre los problemas vitales de la gente rica. Nos recuerda a cierto libro que acabamos de leer.
Como veis, la Audiencia Nacional nos ha dejado seguir escribiendo esta semana. Sed malos (pero dejadnos un corazoncito). Y ojo, hemos llegado un poco tarde, pero hemos llegado.